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domingo, 8 de diciembre de 2013

Un viaje inolvidable

Esto ocurrió el año 2012 en Suecia. Yo y mi hermano menor decidimos viajar en tren desde Estocolmo a una ciudad llamada Norrköping, el viaje demoraría dos horas. Mi hermano mayor, que vivía en Estocolmo, había comprado los pasajes en tren el mismo día. Como era la primera vez que viajaríamos solos, nos costó llegar a la estación de trenes. Una vez que encontramos la estación teníamos que retirar los pasajes de unas máquinas, las cuales nunca habíamos usado, pero logramos sacar los pasajes. Luego buscamos donde teníamos que esperar el tren. El lugar era tan grande que parecía un aeropuerto. Al final logramos llegar donde estaba nuestro tren.
Cuando estábamos sentados con los bolsos en su lugar, llegó una señora diciendo que ése era su lugar y nos mostró su pasaje con el número de asiento y tuvimos que sacar todas las cosas y salir de ahí. No sabíamos qué hacer, no había alguien encargado a quién preguntarle, así que nos quedamos parados con todas las cosas en el lugar donde había una puerta de forma convexa y transparente, la que tratamos de abrir, pero no podíamos. Yo tenía todas las cosas en las manos mientras le decía a mi hermano: - tira más fuerte, con fuerza-. Cuando de repente apareció una persona y se paró enfrente de la puerta, deslizó su mano sin tocarla de derecha a izquierda y la puerta se abrió sola. En ese momento nos pusimos a reír sin poder parar; estuvimos como media hora tratando de abrir la puerta para pasar al otro vagón y ni siquiera era necesario tener que tocarla para que se abriera.

Es uno de los momentos más incómodos, vergonzosos y divertidos que he vivido. Al final encontramos el vagón donde los asientos eran libres  preguntando a unas personas y llegamos a nuestro destino, Norrköping. Esta experiencia nos sirvió para aprender a no dar por sabido información que en realidad no sabemos y que es mejor preguntar e informarse bien antes de hacer un viaje.




 

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